COMPAÑÍA MAL PELO

La escena nunca me ha sido fácil, me he pasado muchos años intentando aprender cómo pasar de una zona de miedo a una zona de penumbra para acceder así a la luz y poder actuar.

María Muñoz

Así comienza No cambies los árboles de sitio, un texto escrito por María Muñoz (Valencia, 1963) y Pep Ramis (Manacor, 1962) que trata de poner en palabras el conocimiento incorporado a lo largo de casi tres décadas al frente de Mal Pelo, la compañía que formaron en 1989. El texto es un precioso y cuidado legado que da cuenta del compromiso adquirido respecto a la creación de un contexto propio, pasando por la decisión de quedarse en Cataluña durante la década de los años ochenta para, desde un lugar situado, aprender a mirar lo poco que entonces podía verse en ciudades como Madrid o Barcelona.

Desde entonces Pep Ramis y María Muñoz se han convertido en expertos en mirar cuerpos, leer gestos, analizar y destilar los códigos que se interrelacionan en la composición de una obra.

Mal Pelo ha creado más de veinticinco espectáculos en vivo (desde Quarere de 1989 hasta The Mountain, the Truth & the Paradise de 2017), otras tantas creaciones de vídeo, además de publicaciones, colaboraciones con otros artistas y talleres de frecuencia continuada, funcionado como un núcleo aglutinador de miradas y autorías compartidas. Más que una compañía de producción, Mal Pelo es una plataforma para las relaciones transversales y dialógicas entre artistas que trabajan formas de expresión como la música (frecuentemente con Steve Noble), el cine (con Núria Font), la literatura y la poesía (con John Berger y Erri de Luca), el teatro o la danza (con Jordi Casanovas, Leo Castro y tantos otros).

En el texto citado al inicio, María Muñoz continuaba diciendo que ella siempre ha deseado “especializarse en algo”. Bach (2004) refleja de algún modo este deseo, y es por ello que se distingue de otras obras de Mal Pelo, en el sentido de que se ha convertido, con el paso del tiempo, en el solo de danza por excelencia de María Muñoz.

La pieza se presenta como un estudio del movimiento, la mirada, el ritmo, la respiración y la presencia en relación con la musicalidad. Parte de una selección de preludios y fugas contenidos en los dos libros que configuran El clave bien temperado, compuesto por Johann Sebastian Bach en el siglo XVIII, habitualmente utilizados durante los ensayos por la compañía. En la primera versión de la pieza, la grabación minuciosa y exhaustiva realizada por el pianista canadiense Glenn Gould (1932-1982), acompaña aportando una corporalidad inusitada, la del pianista que, con su respiración y tarareo (registrados también) parece estar presente en la escena. En Teatros del Canal la música será interpretada excepcionalmente, los días 2 y 3 de noviembre, por el pianista Dan Tepfer (París, 1982) quien, tan conocedor del repertorio clásico como experimentado en la improvisación de jazz, aporta una vitalidad y textura diferente al solo, acompañando a María con su interpretación en vivo y estableciendo un diálogo que refuerza la improvisación en un juego de complicidades. En ambas versiones, ella parece devenir música y partitura, a la vez que escritura y lectura.

Estreno en la Comunidad de Madrid
País: España
Género: danza contemporánea

Creación e interpretación: María Muñoz
Piano: Dan Tepfer (excepto el domingo 4 de noviembre)
Música: El clave bien temperado, de J. S. Bach, interpretado por Glenn Gould
Colaboración artística: Cristina Cervià
Realización vídeo: Núria Font
Iluminación: August Viladomat

Una producción de Mal Pelo
Con la colaboración del Teatro Real y del Teatre Lliure
Distribución: eduard.teixidor.ros@gmail.com

• · Charla – Homenaje a Núria Font: realizadora, vídeoartista y promotora del videodanza en España por Àngels Margarit. Viernes 2 de noviembre a las 17:30.
• · Taller-encuentro de María Muñoz a partir de las herramientas de Mal Pelo y el estudio de Bach, dirigido a profesionales. Miércoles 31 de octubre a las 11.00 h.
• · Conversación entre María Muñoz y Àngels Margarit al acabar la función del viernes 2 de noviembre.

   

Dos años antes de idear Bach, en 2002, Mal Pelo había creado Atrás los ojos. Era otro solo de María Muñoz, producido por el Festival de Sitges y el Grec, en el que actuaba acompañada en directo por el músico Steve Noble y con textos de John Berger. En una entrevista en torno al proceso de esta obra, María Muñoz dijo que “hacer un solo es la oportunidad de aunar la aproximación que tienes desde el mundo de las ideas a la aproximación que tienes desde el cuerpo. Es decir, de qué manera el cuerpo trabaja con su memoria, con todo lo que ha experimentado, y cómo se sitúa delante de las ideas”.

Bach materializa algo que parecía gestarse en Atrás los ojos, o, por decirlo de otra manera, Bach es de algún modo el reverso del anterior solo. Quizás en ese sentido Atrás los ojos resulta fundamental a la hora de entender por qué Bach es así, una pieza en la cual María Muñoz, como bailarina y coreógrafa, se enfrenta de manera directa a un proyecto puramente de danza, en el sentido más convencional, si se quiere, en el que un cuerpo, acompañado de música, se mueve en el espacio. Si en Atrás los ojos el objetivo era crear una transición invisible, inapreciable, entre la abstracción del movimiento y la concreción de la palabra, en Bach la búsqueda se orienta hacia un diálogo insospechado con la música.

En palabras de Isabel de Naverán y Andrea Rodrigo:

«María aparece vestida de negro sobre un escenario blanco perfectamente recortado que solo se verá modificado por la creación audiovisual de la realizadora Núria Font (1958-2017), colaboradora cercana a Mal Pelo desde el año 2001, que propone una experimentación con el vídeo como iluminación provocando que el propio proyector cree otros espacios dentro de la escena. El nivel de complejidad que bajo una forma aparentemente sencilla se despliega es inabarcable cuando se pretende asir por medio de palabras. Y esto probablemente sucede porque Bach, a pesar de su atención al detalle y a la forma, es improvisación pautada, búsqueda de un pequeño pero vital espacio de libertad entre las notas, en los desplazamientos, en la arquitectura.

Bach es de algún modo la posibilidad de habitar el espacio desde la respiración, un riguroso trabajo del lenguaje para el cual María Muñoz necesitó viajar sola hacia lugares probablemente innegociables respecto a su entendimiento profundo de la musicalidad.»